¡Paren!

Contó que está en tratamiento de diálisis desde hace años y que quiere decirnos, a todos, ¡PAREN! Paren para escuchar la melodía real de la vida, para mirarla con otros ojos, para bailarla, para sonreír aunque los días traigan dolores. No sigan aturdidos, ¡paren! Llamaba la atención su serenidad, sus palabras eran luminosas y estaba decidida a encender entusiasmo en otros. Otros, que quizás veníamos vacilantes, débiles o agobiados, por lo que sea.

Conmigo, lo logró: La escuché al inicio de este Adviento y sin querer, fue uno de los estímulos que me ayudó a ubicarme para comenzar este tiempo tan lindo de preparación para la Navidad que propone la Iglesia cada año. En palabras de Fr Amando Cantó, OCD:

«El Adviento es un tiempo que Dios nos regala para que recuperemos nuestra dignidad y nuestra belleza. Dios se empeña en decirnos que las cosas no son como las vemos nosotros, que nosotros mismos no somos como nos vemos. Dios quiere romper los viejos esquemas y nos regala una mirada nueva. "Las estepas se convierten en manantiales y los desiertos en jardines." Así queremos vernos, con la mirada creativa y embellecedora de Dios. Este tiempo de Adviento es una invitación a abrir nuestro corazón, a dejarnos transformar por Dios, a creer en sus promesas.»

y luego fue enumerando...

Las lecturas del Adviento nos recuerdan, con claridad, que Dios quiere cambiar 

🍂 la preocupación por la paz. 
Porque un niño se os ha dado y su nombre es Príncipe de la Paz.  
De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas.

🍂 la discordia por el perdón y la comunión. 
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos, un muchacho pequeño los pastorea.  

🍂 lo dificultoso en nuestra vida, para que lo vivamos con alegría. 
Los montes y las colinas se abajarán, lo torcido se enderezará y lo escabroso se igualará. 

🍂 la tristeza en consolación. 
Consolad, consolad a mi pueblo dice el Señor, hablad al corazón del hombre. 

A veces los problemas llaman a la puerta queriendo doblegar nuestra esperanza, pero las promesas de Dios, guardadas en el corazón, nos mantienen en camino y nos ayudan a afrontar las dificultades. El tiempo de Adviento nos invita a parar, recordar esas promesas, renovar y compartir la esperanza y la alegría.

Dios nos ha dicho que no estamos solos, que está y permanecerá con todos nosotros siempre, que nos espera. Y yo creo... que se debe llenar de alegría cuando ve que nos reconocemos frágiles y que, aunque nuestra fe sea floja, nos decidimos a apoyar nuestra vida en sus tiernas y buenas manos de Padre. 🤍

📸 Pexels, Alena Shekhovtcova