top of page
imagen-flores-nueva.jpg

ESTAR EN CASA

Buscar

Luces

  • Foto del escritor: Paz Salsamendi
    Paz Salsamendi
  • 5 sept 2023
  • 2 Min. de lectura

Le llevó mucho tiempo darse cuenta que era un sol. Buenas y pacientes personas la ayudaron a ver la luz que llevaba dentro. Tenía una vida activa, como la de muchos, pero se veía 'apagadita'. Sin ser muy consciente de ello, había andado siempre necesitando gestos de aprobación que le daban cierta seguridad, y se sentía rechazada cuando no los obtenía. Como si su valor personal dependiese de cuántas sonrisas o aplausos generaran sus acciones.


Cuando un día al fin pudo aceptar que era valiosa por el sólo hecho de existir, que su valía no dependía de sus cualidades o falencias, ni de ninguna circunstancia y que no necesitaba hacer nada de nada para confirmarla, empezó a ser más libre. Y más feliz.


Tanto le había costado ver su propia luz, que un día había tenido que recibir una ayuda extra: en un sueño había visto que el mismísimo Jesús, sentado a su lado en lo alto de una montaña, le mostraba cómo brillaban las infinitas luces que se veían abajo: eran todas las personas del mundo, cada una querida de un modo personalísimo, y todas necesarias.


Otro día encontró una imagen parecida, en este relato tan lindo de Eduardo Galeano:

«Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. —El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.»

Otro día, preparó ella un relato y lo contó. Lo que le había llevado tanto tiempo aprender, finalmente se le había 'quedado puesto' y era tan sanador que necesitaba compartirlo con otros a quienes pudiera venirles bien: Había reconocido su luz original, ahora la dejaba brillar con más libertad y, además, veía mejor la luz que había en cada persona con la que estaba.


¡Si todos pudiésemos darnos cuenta de que caminamos - todos - brillando como el sol!
 
 
 

Comments


¿Te gustaría recibir aviso de nuevas publicaciones?

Recibirás un e-mail cada vez que haya una nueva publicación.

Muchas gracias por subscribirte.

Creado con Wix.com

bottom of page